El césped

sábado, 30 de enero de 2010
¡Qué bonito es el césped! Uno se compra una casa en la que tienes oportunidad de poner algún árbol, alguna plantita y como no, el tan deseado césped.
Y empezamos a hacernos ideas sobre cómo vamos a jugar encima de él, cómo vamos a tumbarnos después de darnos un chapuzón en la piscina y cómo disfrutarán los niños jugando en el tan deseado césped. Pero él tiene otros planes distintos de los que tenemos nosotros. Él tiene pensamientos malignos y su fin es hacernos la vida imposible. Tú empiezas con muchas ganas preparando el terreno, echándole un buen abono, rastrillando la tierra, quitando todas las malas hierbas, poniendo redes para que los pájaros no se coman las semillas y regándolo con suficiente agua. Nos ponemos día tras día a observar el terreno a ver si empieza a salir algún pelillo, alguna brizna verde y nos empezamos a desilusionar viendo, que sí, efectivamente sale, pero no por igual en todas las zonas... y ahí empieza la guerra entre el césped y nosotros. Se lo comentas a amigos y vecinos y, claro, como no, cada uno te da su receta; y pruebas todas esas recetas con la esperanza de que tengan razón y pensando que ellos sí entienden y que tú, no.

Pero después de probar todos esos remedios que te han dado, que si "echa tal o pascual abono", que si "necesita que lo riegues más", que si "pon tepe" (que es ese césped que ya viene crecido y enrollado y que sólo tienen que extenderlo y unirlo). Ésto hecho por profesionales y aún así tampoco funciona. A la semana vas viendo cómo se va quemando "el mamón", y tú echándole agua y más agua. Y ves que empiezan a salir setas, cardos, malas hierbas, entonces decides quitar el tepe y sembrar trébol enano, que te han dicho que no necesita mantenimiento ninguno, apenas un poco de agua, y descubres que, efectivamente, va saliendo pero como el césped ...no sale igual por todos lados! y  al mismo tiempo sale junto a ese césped.Y luego está el trébol enano que tú has visto cómo lo tienen en los parques públicos y lo bonito que hace cubriéndolo todo y apenas levantándose unos centímetros del suelo. Pero resulta que al tuyo le ha dado por crecer y ser el hermano mayor de su puñetera familia, y llega casi hasta la rodilla.
Y cómo no, todos tus vecinos alucinando con esa mezcla de césped, trébol y calvas por doquier, y todos diciéndote que no tienes ni idea y que a ellos no les cuesta nada tener el suyo en buen estado. Pero claro después de estar luchando durante siete años uno aprende de la situación y descubre que existe una cosa que se llama césped artificial y que hace que tengas la parcela perfecta y siempre verde, y llegan tus vecinos y empiezan a confesarse sobre sus parcelas y a decirte que están hasta las narices del trabajo que dan y que si les puedes enseñar ese césped artificial, que ellos también lo quieren poner.
Ahora estamos a punto de montar una tienda de maquinaria de segunda mano relacionada con el césped y que nunca más volveremos a utilizar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja ja ja !!! chico, todavía te duran las pesadillas ??? Va a hacer un año, desde que me empece a mover pidiendo presupuestos sobre el preciado cesped de plastico. Una de las mejores inversiones que he hecho sin duda. Y tu, tambien.

Ub abrazo,
Fdo.: Betun de judea

Anónimo dijo...

Estarás contento! has dejado a esos bichos con bozal sin hogar! pero tú tranquilo, que se pueden mudar a casa del vecino. jejeje

Un beso,
Fdo. Mónica Fernández

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