La corbata negra

sábado, 27 de febrero de 2010
Es curioso cómo vamos quemando etapas en nuestras vidas, pero se diferencian muy bien en pequeños eventos, a los que tenemos que asistir, bien para pasarlo bien, o cómo pretendo decirles en este artículo, para acompañar en el dolor a nuestros seres queridos, amigos, o compañeros de trabajo.
Cuando somos muy jóvenes y estamos bajo la protección de nuestros padres, asistimos con los mismos, a bodas de amigos suyos, bautizos y comuniones de los hijos que más tarde, han ido teniendo en el camino.
Pero llega un momento, en que nosotros, empezamos a hacer nuestra vida independiente y nos echamos novia/o, con la que, tendremos una serie de amigos en común. Y pasados unos años, con las ilusiones de cada uno de nosotros, llega el tan esperado momento de casarse y compartir con nuestra pareja el día a día. No somos los únicos; A su vez, el resto de las parejas, van haciendo lo mismo en diferentes años y cómo no, asistimos a las bodas de todos ellos, para compartir su felicidad, hasta que llega el momento en que todos estamos casados.
Dejamos pasar un tiempo en que, nos centramos en nuestros trabajos y en nuestras casas, disfrutando de la soledad y de momentos inolvidables con nuestra pareja.
Pero un día decidimos tener un hijo y lo mismo el resto de nuestros amigos, con lo que al poco tiempo, empezamos a asistir a bautizos y comuniones, para más tarde tener una época, en la que estaremos tranquilos, asistiendo a la magia de ver crecer a nuestros hijos y haciéndonos cada vez más mayores y en algunos casos más maduros. Obviamente sin apenas darnos cuenta de ello.
Pasada esta etapa de nuestras vidas, nos hemos convertido en lo que antes, eran nuestros padres y llega el momento en que, ninguno de nosotros, querríamos compartir con los demás, el momento en que se empiezan a morir nuestros seres cercanos; y tenemos que ponernos la corbata negra, para asistir al funeral y dar nuestro más sentido pésame, a nuestros familiares y amigos, o por otro lado, esperar a que nos lo den a nosotros.
La vida tiene estas cosas desagradables, pero demos gracias, por tener cerca de nosotros a personas a las que les importemos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La vida son cuatro días... hay que disfrutar cada momento... Nos vamos haciendo mayores sin poder evitarlo...Carpe diem...Ágatha.

Anónimo dijo...

Espero haber acertado con este artículo y que te haya llegado lo que pretendo transmitir en el mismo.
Un saludo Agatha.

Anónimo dijo...

Las palabras que espresan las miradas de la gente que llevas dentro,gracias.
Por estar hay
Pichu

Publicar un comentario

Powered By Blogger
contador de visitas
relojes webs html clock contador de usuarios online