La incertidumbre

miércoles, 17 de febrero de 2010
En estos días que corren, no es difícil encontrarse con personas que lo están pasando mal, económica y personalmente. Sólo tiene uno que salir a la calle y relacionarse con los demás para comprobar esto que les cuento.
Hablas con tu jefe y te dice que los clientes que durante tantos años le han estado dando trabajo y pagando, ahora parece que no quieren saber nada de él. Se pasa todo el día haciendo llamadas de teléfono, para conseguir cómo única respuesta: “ahora no es buen momento”
Y claro cómo si para los demás lo fuera. No se dan cuenta de que si ellos no pagan, mi jefe a su vez, no puede pagar a sus empleados y demás colaboradores, que a su vez, no podrán pagar sus facturas y sus hipotecas. Y claro, los bancos no entienden de si es un mal momento, o bueno. Estos no llevan de serie la sensibilidad, ni la comprensión.
Hablas con los jefes de pequeñas y medianas empresas y no saben, si podrán aguantar un mes más. Todo esto, a su vez genera un miedo en los trabajadores de esas empresas, que día a día, van viendo lo mal que está la situación económica de su compañía y no saben si tendrán dinero para afrontar los pagos de la casa, el colegio de los niños, o las letras de todas esas cosas que se han comprado a cómodos plazos con cómodos préstamos.
Creo que deberíamos reflexionar, acerca de cómo se pagan los trabajos realizados. Propongo que por anticipado se cobre la mitad de lo presupuestado, para que así de esta manera a nadie le dé por echarse atrás a la hora de satisfacer los pagos del que ha realizado un trabajo para nosotros. Esa manera de pagar aplazadas las cosas, nos ha llevado hasta donde estamos en este momento. “Mire usted, si no tiene dinero para pagarme cuando le haya realizado el trabajo, pues entonces es mejor que no me llame”.
Por otro lado, todo esto que les cuento, tiene una doble lectura y es lo que influyen en nuestras vidas. Me refiero a que todas estas preocupaciones, se llevan a casa y se comparten con los miembros de la familia. Ni que decir tiene, que generan multitud de discusiones y malos rollos, que por otro lado, no son culpa de ningunas de estas personas, más bien diría yo del funcionamiento en que está sumergida la sociedad y que cómo último actor en esta serie, el que paga los platos rotos de una manera más cruel, es el trabajador-currito.

6 comentarios:

Fer dijo...

En verdad que la cosa esta muuuuu malita. Es la pescadilla que se muerde la cola. Si no hay consumo no hay negocio, sin negocio hay despidos, con despidos no hay consumo...

A apretar el culo camarada !!

Anónimo dijo...

Efectivamente el tema está complicado. Incluso las empresas que hasta el momento se habían salvado de realizar cribas, este año han empezado realizándolas y sin saber si ahí quedará la cosa. Fdo.: The Thinker

Belén dijo...

¿Dónde está el dinero de todos los que se forraron especulando con bienes inmobiliarios durante tantos años? En paraísos fiscales una buena parte. La economía española estaba basada en pura especulación y cuando la burbuja inmobiliaria reventó se vino abajo. Pero hace diez años España "iba bien"... para algunos: los inversores ganaban dinero comprando y vendiendo pisos, los constructores utilizaban mano de obra barata, los bancos ganaban dinero a espuertas con comisiones e intereses hipotecarios, los ayuntamientos tenían unos ingresos nunca vistos por impuestos relacionados con la construcción de viviendas y los corruptos se llenaban los bolsillos con comisiones ilegales por recalificar terrenos.
La cara B de esta situación eran jóvenes que no podían independizarse por la carestía de la vivienda, un bien de primera necesidad reconocido como tal por la Constitución; los que tenían la "suerte" de poder hipotecarse se encadenaban hasta más allá de la jubilación a los créditos bancarios, los derechos laborales estaban en retroceso y los trabajadores perdían poder adquisitivo, aunque las tarjetas de crédito les permitía seguir consumiendo hipnóticamente. Entre 2000 y 2008 el peso de los salarios en el PIB se ha reducido dos puntos, la misma proporción en la que se ha incrementado beneficios empresariales. Los bancos se arriesgaron demasiado y han cerrado el grifo del crédito, barrios gigantescos construidos en los últimos años permaneces casi deshabitados, como ciudaes fantasmas. Millones de personas que trabajaban en sectores relacionados con la construcción y la venta de bienes inmobiliarios engrosaron las listas de desempleo y dejaron de comprar. Las empresas que les vendían ciertos productos vieron cómo sus beneficios dejaban de crecer cada año y redujeron su plantilla. Las listas del paro siguieron creciendo, el consumo replegándose..... Y quienes fomentaron y se lucraron con la burbuja inmobiliaria reclaman más facilidades para despedir y salarios aún más bajos.... Triste y paradójico.
Que se investiguen e ilegalicen los paraísos fiscales, que se impomga una tasa a las inversiones especulativas y que todo el dinero recaudado se emplee para formar y reciclar a los parados y a los jóvenes en una economía realmente productiva, en estimular a los empresarios innovadores.... Veremos los resultados a medio y largo plazo, pero solo así se obtendrá un crecimiento sólido y duradero.

Anónimo dijo...

Yo creo que lo peor de esta situación es la gente que se aprovecha de ella... hay "jefes" que se escudan en que "no hay dinero" para no pagar sus deudas o lo que no les viene bien pagar en estos momentos, cuando realmente no es así, cuando realmente lo que hace es aprovecharse de sus trabajadores... Si no hay dinero para realizar los pagos que se deben, tampoco debe haberlo para invertir o para otras cosas, no?. Ágatha.

Anónimo dijo...

Yo creo que lo peor de esta situación es la gente que se aprovecha de ella... hay "jefes" que se escudan en que "no hay dinero" para no pagar sus deudas o lo que no les viene bien pagar en estos momentos, cuando realmente no es así, cuando realmente lo que hace es aprovecharse de sus trabajadores... Si no hay dinero para realizar los pagos que se deben, tampoco debe haberlo para invertir o para otras cosas, no?. Ágatha.

Anónimo dijo...

Pero me reafirmo y que razón tienes. Habría que darles un escarmiento y que se enteren de que el mejor capital social que tienen sus empresas, son sus trabajadores y que no se les puede pisotear de esa manera.
Gracias por poner tu comentario Agatha.

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