Los miedos de los coches

sábado, 6 de febrero de 2010
Los conducimos, los sobrecargamos, los mimamos, los tuneamos, los elegimos o, ellos nos eligen a nosotros, el caso es que tenemos una relación muy especial con esos seres que tienen sentimientos hacia nosotros, sus dueños.
Cuando los compramos por primera vez, huelen a algo que nos hace sentir especiales, huelen a nuevo, luego se va desvaneciendo ese olor y decidimos recuperarlo mediante ambientadores que, lo que hacen es estropearlo un poco más, porque nunca en la vida recuperará ese olor primero. Bueno, creo que el coche entiende que lo hacemos para que cuando alguien se suba en su interior, hable bien de ellos. Es curioso, pero cuanto peor es el coche o, más barato, mas nos empeñamos en ponerle pegotes. Yo me imagino a esos pobres vehículos pensando: ¿Por qué no te pones tú eso en tus…?
Si los coches hablaran, cuantas historias podrían contarnos, acerca de los novios que se van conociendo poco a poco en el interior de ellos, de las primeras discusiones sobre multitud de temas, de los golpes en el interior de los mismos por diversas circunstancias, de los primeros arañazos en el exterior por ser novato y no controlar mucho acerca de la conducción, de cómo van cambiando los gustos musicales, según va el propietario teniendo más edad, de ese primer niño que hace que el coche tenga una responsabilidad añadida, que es la de cuidar de que no le pase nada a esa criatura.
Lo curioso es que, al principio, los primeros años, siempre estamos muy contentos con nuestro coche, pero, llega el día en que el pobre empieza a sufrir unos pequeños achaques, y bueno, no le damos mucha importancia, le solemos llevar al médico para que le cure, porque al fin y al cabo es uno más de la familia. Según pasan los años y él mismo va viendo cómo va empeorando, se pregunta si podrá seguir llevando a sus propietarios a todos los sitios. Se empieza a preocupar cuando tiene que ir a un sitio en que le hacen pasar una serie de pruebas. La primera vez no hay problema pero,según pasan los años, le cuesta más pasarlas y, como siempre que le toca ir a esas pruebas, se encuentra con otros coches que le hablan de que hay algunos a los que ya no se les ve "por ahí", entonces se empieza a preocupar, y empieza a sufrir, pensando en el momento en que él tampoco vuelva para pasar las insufribles pruebas en que le retuercen de arriba abajo, y luego pretenden que no le pase nada.
¿Alguien se ha parado a pensar en lo que pensarán los coches, cuando ven a alguno de sus compañeros en algún arcén, destrozados, llenos de golpes, con las lunas rotas y las puertas destrozadas? Yo me imagino que sufrirán mucho y lo peor de todo es que no les dejamos que se acerquen a interesarse por sus amigos.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Digo yo, ¿qué pensará el tuyo cuando se entere de que su final esta próximo y en breve sólo será un mixto de chapa y plástico? Espero que no te guarde rencor por ello y le expliques que no es nada personal...al fin y al cabo todo en esta vida tiene un principio y un final.
See you compi.
José Angel

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