Hoy es uno de esos días en que he vuelto a pensar en ti, abuela. Te echo mucho de menos, pienso en ti muchos días y echo en falta aquellos veranos en los que me mandaba mi madre al pueblo para que pasara el verano a tu lado y al del abuelo. El abuelo sigue más o menos igual, tiene sus achaques, pero ya sabes que siempre ha sido una persona muy fuerte y que puede con todo lo que le echen. Últimamente, se encuentra un poco decaído, creo que es porque te echa de menos, al igual que los demás.
Recuerdo aquellos veranos en que compartía mis vacaciones con vosotros y cómo me preparabas los dulces, que dentro de tus posibilidades podías hacerme. Recuerdo las natillas que hacías, que eran tantas, que ni yendo todo el pueblo a casa, podrían acabar con todas. Recuerdo, que te gustaba escribir poesía y hoy en día estoy intentando recuperar parte de esos textos para guardarlos con mucho cariño. También me acuerdo, de cuando llegaban los reyes magos y siempre me ponías las botas de agua en la ventana para que, a la mañana siguiente me encontrara en su interior lo que buenamente podías poner, o cómo me defendías de los niños que intentaban pegarme. Te echo mucho de menos abuela. Espero que no te olvides de nosotros. A tu entierro acudió todo el pueblo y se notaba que te querían mucho.
Recuerdo, cuando hacías el jabón en casa con sosa caústica y cuando hacíamos la matanza y cómo me ponías las longanizas en la lumbre, en el interior de papeles para que se asaran y me las comiera para merendar.
Recuerdo lo mucho que me querías y lo orgullosa que estabas de mí, pero sobre todo lo que más recuerdo es que no parabas de hablar de que ibas a asistir a mi boda, de que tenías mucha ilusión en venir a Madrid para ir a mi boda y que al final no pudiste, porque tuviste que ir a hacer un viaje muy largo, del que nunca más volviste.
Lucy y una tarde en la cocina
Hace 13 años