Antiguamente, existían unas cosas llamadas “descampaos”, pero que para las nuevas generaciones, no existen.
Pero que yo pretendo, que comprendan lo que eran y el bien que hicieron por nosotros, sus padres.
Hoy en día, es impensable encontrar uno en alguna ciudad, más o menos con pretensiones de crecimiento y con la avaricia de los mandatarios de por medio, menor es la posibilidad si cabe.
Les cuento esto para que intenten hacer el pequeño esfuerzo, junto a sus hijos, de enseñarles aquellos juegos que, a nosotros tanto nos gustaban y que hacían que pasaran las tardes entre risas y juegos.
¿Se acuerdan de cuando jugábamos a las chapas, poniéndoles las caras de los ciclistas en su interior y con nuestras manos hacíamos el recorrido de lo que iba a ser la gran etapa, y de cuando jugábamos por la acera con esas mismas chapas, sin salirnos del bordillo, hasta llegar al final de la calle?
Recordarán cuando jugábamos a los cromos de futbol, tirándolos desde la fachada de una pared, o a la peonza, o a las canicas, practicando un simple agujero en el suelo.
Lo digo, porque, me da la sensación de que estamos dejando a nuestros hijos, en manos de las nuevas tecnologías y evitando que se relacionen con otros niños para jugar a esos juegos, que tanto nos gustaban y que realizábamos, muchos de ellos en los descampaos que se encontraban a nuestro alrededor.
Tiremos unos cuantos edificios y dejemos que los niños los ocupen con su imaginación.
Lucy y una tarde en la cocina
Hace 13 años
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